23 oct 2008

VARIOS

REDONDOS EN EL CHATEAU CARRERAS - CÓRDOBA 4 DE AGOSTO DE 2001 UN ESPEJISMO QUE NUNCA PASARÁ | EL SHOW | INCIDENTES | IMÁGENES | VARIOS | ECOS OKTUBRE DE 1987: un antecedente en tierras cordobesas Domingo 22 de julio de 2001 - La Voz del Interior - Córdoba Enviada a MR por Vanesa Scuncia -------------------------------------------------------------------------------- Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota tocaron por primera vez en Córdoba el sábado 6 de octubre de 1987. Lo hicieron en la ex Asociación Española y ante una audiencia escasa. En la ocasión, fueron contratados por dos jóvenes sin experiencia en materia de producción de conciertos: Rodolfo Ascencio y Duilio Di Bella. “Eramos fans y conseguimos el teléfono de Poli. Arreglamos una cita, fuimos a Buenos Aires, llegamos a su casa y nos invitó un té. Le contamos de nuestra idea de traerlos y ella, inmediatamente, le habló por teléfono al Indio. Le dijo: ‘Mirá, acá hay unos chicos que quieren que toquemos en Córdoba...” El relato tiene ritmo de excitación y corresponde a Duilio Di Bella, quien continúa: “Hicimos un contrato en una máquina de escribir; la idea era que, a partir de ese escrito, tuviéramos elementos que nos ayudaran a conseguir sponsors. Todo eso nos llevó unas horas. Recuerdo que nos volvimos en el tren de la tarde, que todavía existía”. Por aquellos días, el grupo llegaba para adelantar material nuevo (las canciones que tomarían parte de Un bahión para el ojo idiota) y revisar el de sus dos primeros discos: Gulp y Oktubre. A esa cita acudieron unos 300 fanáticos, y consistió en interpretaciones febriles entre acoples y problemas de sonido. Algunos fanáticos aún conservan un registro de ese recital, que fue difundido por una FM local sin restricciones. Extrañamente, en esta ciudad nunca se explotó su venta en carácter de material pirata. La noche anterior a ese 6 de octubre, el Indio Solari y Skay Beilinson habían salido de bares y encontraron que en uno tocaba una interesante banda cordobesa, con fuertes influencias de King Crimson y Talking Heads: Astroboy. Con los cordobeses, los líderes “redondos” zaparon hasta la madrugada. Recuerdos de Skay sobre esa visita: “Me acuerdo que al lugar del show se llegaba por la continuación de avenida Colón. También, que paramos en el Hotel de La Cañada y que el Cuchu Pillado, un músico cordobés, nos prestó equipos e instrumentos”. Beilinson dice no tener claro que hayan brindado reportajes. Sin embargo, Di Bella tiene una cinta con una entrevista concedida a Radio Nacional y una fotografía que muestra a Solari dialogando con la periodista Mariana Winocur. SOMOS LO MÁS GENUINO El grupo Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota se presentará por segunda vez en Córdoba el 4 de agosto. No se trata de un concierto más. La máxima productora independiente del rock nacional movilizará a miles de personas. Será la presentación oficial en el país de Momo Sampler, el 11° disco de la banda. No es raro que cada recital de los Redondos sea precedido por una marea de especulaciones. Como casi nunca hablan con la prensa, lo que callan suele traducirse al confuso idioma del chisme, el rumor y la leyenda. La Voz del Interior tuvo la oportunidad de dialogar de manera exclusiva con los cerebros de la banda, y comprobar en directo cuánto de verdad y de mentira hay en lo que se escribe y se dice sobre ellos. No fue fácil. Hubo que aceptar algunas condiciones, como que no se tomaran fotos. El resultado: un diálogo que dura más de dos horas. MUNDO REDONDO Todo comienza el martes por la noche, en la casona de Palermo Viejo, donde residen Carmen “Poli” Castro (manager, encargada del montaje del show) y Eduardo “Skay” Beilinson (guitarrista). Falta Carlos “Indio” Solari (cantante y letrista), que llega minutos después, sin sus habituales gafas negras y con la indignación a flor de piel. Dice que acaba de ver una cola de desocupados en la calle, y aunque Skay le aclara que son devotos de San Cayetano, el “Indio” sigue caliente. No para de despotricar: “Hay cierta obscenidad en estar tomando un buen vino y, de repente, mirás el noticiero, ves lo que pasa y se te pianta un lagrimón. A mí, me da bastante impotencia... La propia cultura rock no es lo que era, no tiene la significación que antes tenía”. -De todos modos, ¿Los Redondos mantienen intacta su influencia social? La cultura rock determina actitudes a nivel estético y posee cierta inercia. Pero no tiene el poder, ni es un agente de cambio. Uno que ha vivido esta cultura, nota que hay otra manera de vivir la vida. Tal vez sea posible influenciar a través de una canción, pero es muy relativo. No hay una cohesión, no hay militancia. Se acabó la aventura de la curiosidad, de no dejarse avasallar. Hoy, está todo muy atomizado. Esa misma diversidad es lo que hace impracticable todos los planteos políticos y sociales de las izquierdas. –¿Hay alternativas? Fijate lo que pasa en este momento. Cuando el Estado es reemplazado por los mercados, no podés hacer una revolución y bajar a degollar a la Casa Blanca o a la Casa Rosada. Porque hay un tipo, “Chupete” de la Rúa, que dice: “Yo sólo trabajo acá, hago lo que puedo”. No hay muchas posibilidades en el mundo: o sos Cuba o parte de la globalización”. –¿Cuáles son las consecuencias en la vida diaria? Todo esto se vive con cierta impotencia, preocupación. La pugna que hay en este momento no tiene la homogeneidad de una batalla ideológica. Estalla en el pibe que se afana la recaudación de un taxi, se escapa y lo matan; o el que toma rehenes. Ya no hay una multitud bajando a la Casa Rosada con máuseres, ni una ideología que avale esa actitud. –Antes dijo que era obsceno disfrutar los placeres de la vida ante tanta miseria. ¿Por qué? Uno es bohemio y burgués. No me formé en la austeridad. Cuando no tenía dinero, no pagaba mis cuentas para comprarme un buen vino. Eso hace que, en el momento en que las cosas te van bien, te tomás un buen vino o un buen whisky. En circunstancias como las actuales, lo padezco. Hay como un fuera de escena de los actos de uno, porque la mayoría de la gente mira el paquete de fideos para ver si es más baratito... –No todo el mundo se sensibiliza por esa situación... Hay gente, por supuesto, que no le importa un carajo, pero si uno tiene una pobre sensibilidad nomás, se te hace difícil disfrutar de la vida. El ÉXITO Y SUS FACTURAS Ese cruce entre un pasado bohemio y un presente voluptuoso da pie a un debate arduo. Muchos acusan a Los Redondos de sostener una estética de la marginalidad desde el bienestar. –¿Todavía les pasan factura por ser exitosos? Esto se trata de soportar presiones, todo el tiempo. Incluso, en lugares donde hay gente que debería estar informada, se habla al pedo. Este verano, en el programa de Pergolini, pero sin él, los muchachos del reemplazo estaban hablando de... ¿cómo se llama ese pibe de River que se fue a Europa? –Aimar Sí, de Aimar. Comentaban que el pibe no da reportajes. De pronto, uno dice: “Me hace acordar a los Redonditos, que dan notas sólo cuando les conviene”. Eso es así. No damos reportajes fuera del anuncio de lo que estamos por hacer, sea tocar o grabar un álbum. No tenemos otra cosa que decir. Más allá de que puedo hacerlo en las canciones y en actitudes que he mantenido a través del tiempo. ¿Espectadores del palo? La galería de famosos que desfilaron por el estadio Córdoba estuvo encabezada por dos figuras nacionales. Una de ellas fué Soledad, la cantante folclórica, quién ingresó unos minutos antes del show y se perdió entre los fans de la banda. El otro fué Pablo Echarri, quién ingresó al estadio cuando el show ya llevaba casi una hora. Un retraso en el vuelo que lo transportaba le impidió llegar a tiempo. Fuente: La Voz del Interior (www.intervoz.com.ar) -------------------------------------------------------------------------------- ECOS CORDOBESES “Bam Bam” Miranda “Los Redondos son uno de los números más fuertes en la Argentina, por cómo cantan, sienten, piensan. No dan notas desde que empezaron, cuando había una postura de automarginación. El caso Bulacio fue un homicidio cometido por la Policía Federal de Buenos Aires, que después les hizo la cruz. Un homicidio por negligencia. Traducí una letra de un rap: eso es incitar a la violencia. Los Redondos son moscovitas en ese sentido: usan la diplomacia para protestar. ¿Por qué son populares, pese a haber escrito letras a veces herméticas? Porque la música entra por la piel”. Daniel Schapiro “Los conozco de escuchar algunas cosas a través de mi hijo. Dentro del pop, son intérpretes muy serios, que encaran su trabajo con mucho amor hacia el público. Son bastante originales, tienen una identidad. No es casualidad que tanta gente los siga. No sé cómo manejan el fenómeno social para que tenga tanto impacto. Eso no siempre tiene que ver con la música, pero los que los siguen son gente despierta. Es un error conceptual considerar que generan violencia, porque el asunto no tiene que ver con la música, ni la letra. La violencia no está relacionada con el fenómeno musical”. Silvia Lallana “El grupo nunca me atrajo en demasía. Así que no tengo una opinión formada al respecto. El fenómeno me llama la atención, claro. Encontrar gente que dice que los seguidores del grupo son todos ‘drogones’, y, por otro lado, conocer a gente de otro tipo, de diversas procedencias, que se manifiesta seguidora del grupo y no tiene nada que ver con aquello. Como no me atrae el grupo, no tengo registrada en la cabeza su música, aunque he estado atenta a lo que se ha hablado”. Pablo Canedo “Estás hablando con un ricotero. No voy a sus recitales pero me gusta mucho su música, su letra, su estrategia comunicacional, lo de mezclar el arte de Rocambole. Me parece fascinante el culto de la gente. Son la gran banda de rock de América latina. Están conectados con la cultura internacional. Los he escuchado hablar, por ejemplo, de compositores rusos del siglo XIX. No son gente improvisada. En cuanto a su conexión con el gran público... una vez le decía a alguien que, fuera de sus letras, lo que tienen es un ritmo espectacular, velocidad, ese fondo primordial de la música”. Mario Pereyra “Es asombroso. No conozco mucho, pero es superior a lo que me imaginaba. No existe en la música argentina ningún fenómeno que se le parezca, ni siquiera la Mona Giménez. La gente debe encontrar algo en ellos, que no conozco, para que se produzca el fenómeno que se produce. El tema de la violencia, en tanto, se ha convertido en un mito. Ante una multitud como la que ellos convocan siempre puede pasar que haya problemas, pero hasta el momento en que hablamos no veo que haya ocurrido ninguno realmente serio”. Desde el camping y el Chateau: “Este lugar: joya”, dijo Adrián (35), parado frente a uno de los asadores, mientras levantaba con un tenedor un vacío descomunal que sería fagocitado por él y seis compañeros, todos de la Isla del Tigre, que vinieron en colectivo de línea. “Los ricoteros somos todos amigos. Comete un bocado. Y anotá que anoche el micro salía 30 pesos, cuando siempre cuesta 15”, dijo el asador. Por allí nomás, otras chicas, también del Gran Buenos Aires, posaban para otra foto. “Yo vendí una rifa en el colegio para venir. Y así me pagué el pasaje y la entrada. Además, tuve un tarro bárbaro: porque salió el 22 y justo no había vendido ese número”, dijo Grisel, rubísima y vestida de negro. Frente a Feriar, María del Carmen Varela (21), Silvana Mussomecci (23) y Victoria Dib (23), estudiantes de derecho y de nutrición, se llevaban todas las miradas. Divinas ellas, vinieron al recital desde Tucumán. Literalmente, se escaparon de sus casas para sortear el seguro rechazo que iban a recibir si pedían permiso. Según dijeron, ya habían hablado con los padres para decir que estaban bien. “Es nuestro primer show. De todo esto, no nos vamos a olvidar nunca”, prometieron, entusiasmadas, mientras bajaban rumbo al estadio". Abajo, la fiesta era total. El parque y los alrededores del Chateau tenían el entusiasmo de un gran recreo escolar. Algunos cantaban, otros se abrazaban, se reían, fumaban, dormían un rato, charlaban, saltaban. No eran las 12 y debajo del cartel de ingreso a la popular que advertía “No ingresar con objetos metálicos” ya se había formado la fila para entrar. Todos sentados como indios, esperando las 14, la hora de ingreso. “Está todo tranquilo”, confirmó un oficial, entre satisfecho y sorprendido. Los vendedores de gorros, banderas, vinchas, posters, colgantes y buzos voceaban sus ofertas. Pero la cara del “Indio” Solari, las letras escritas con sangre y las ilustraciones de Rocambole ya se multiplicaban en miles de personas sin necesidad de que nadie les vendiera nada. Además, el que no traía la remera de los Redondos, tenía al Che Guevara, a Maradona o al legendario Luca Prodan estampados en el pecho. Siguiendo la ronda y las preguntas, no era fácil encontrar la tonada local. “El único cordobés que vi estaba vestido de azul y me hizo tirar la cerveza apenas me bajé del micro”, se rió Angel (26), también de Buenos Aires. “Pero todo bien. Lo que pasa es que me dio pena porque la acababa de destapar”, contó. Fuera del vallado policial, en la esquina de avenida Gauss y Boyle, en Villa Belgrano, Abel Claros decidió mantener abierto su minimercado. “Por ahora, no he tenido drama”, señaló. “Poné que los vecinos no podemos andar por el barrio porque está todo cerrado”, se metió Carlos Piccio (41), que compraba carne para un asadito. “Pero está bien —aceptó—. Conozco a los Redonditos y me gustan. Aunque no iría. Los voy a escuchar desde casa".

No hay comentarios: