7 oct 2008

PATRICIO REY VIVE

LUCA Y CALAMARO - INDIO EN NUEVA YORK - CREACIÓN DE LETRAS - CULTURA ROCK FALOPAS DURAS EN TIPOS BLANDOS - ALUMNO SOLARI - MINORÍAS - NIÑEZ Y VOCACIÓN CABARET POLÍTICO - LO REDÓ - TICS DE LA REVOLUCIÓN - COSAS PROFUNDAS - PATRICIO REY 2000 HIPERFÚTBOL - RENEGADO - UN DIOS NUEVO - MÁS RIVER - BULACIO - PATÉTICOS VIAJANTES SIEMPRE CUESTA ARRIBA - RIVER - SODA STEREO REDONDOS, LUCA, CALAMARO -¿Con qué trabajan Los Redondos? INDIO: Uno trabaja con fantasía, trabaja con imaginación, trabaja con símbolos... Esto que hacemos, los reportajes, ustedes saben que los hacemos medio a regañadientes. Porque en realidad a mí no me gusta competir como persona con ese diseño que la gente tiene sobre la banda, sobre El Indio, sobre el cual no tengo dominio, y explicar las cosas. A mí me parece que uno debe estar definido por la obra en sí, no por demoler hoteles o por lo que carajo fuere. Yo creo que esas son características de la personalidad de cada uno. Bienvenido sea, pero no me gustan los artistas existenciales, en general. Yo lo prefiero a Luca vivo, haciendo canciones. A mí lo que me interesaba eran sus canciones. No que me contara su dolor matándose. Me pasa en general eso, prefiero la obra y no y no el artista promocionando su vida y sus cosas. Soy de la escuela italiana. La escuela de (Marcello) Mastroianni, de Giancarlo Gianinni, de (Federico) Fellini y de ponerse una papa en la boca y jugar. No soy de la escuela americana de encerrarse con un loco para hacer de loco, o aumentar treinta kilos para ser... No sé, no creo en esas cosas. No estoy a favor del artista existencial. Me llama la atención, me da curiosidad como a cualquiera ver por televisión que un tipo se tira de un noveno piso a la pileta (risas). Está bien, qué sé yo, pero no me agrega nada a la obra de esas personas. Me gustan las canciones, me gusta el atrevimiento. Me gusta (Andrés) Calamaro. Esto último que ha hecho, que ha tenido muy mala prensa y a la gente no le gusta. Quizá tengan razón con que hay desprolijidad. Pero esa cosa cruda me gusta. Me gusta también el título Honestidad brutal, la poesía trapera que tiene, hay cosas... De todos modos yo soy un muy mal juez. Cuando salimos juntos, a mí me gusta cualquier show (risas). Voy a ver cualquier cosa y me parece bárbaro. Realmente. Me fascina ya el hecho de estar ahí, tomándome un trago y que alguien esté cantando. Y también, como juez soy muy malo porque si un tipo me cae bien... Yo no sé si la gente debe hacer lo mismo: si una persona te cae bien, entrás a ver con otros ojos, y a defender quizás los valores de la obra de esa persona. ¿Sabés que en los últimos shows Calamaro hizo una versión de La Bestia Pop? INDIO: Sí, sí, sí. Yo no me he cruzado mucho con él. Para mí una manera de defender el respeto que tengo por la obra de alguien es no conocerlo. Porque también creo que las personalidades crecen a través de un anecdotario que no respeta lo que hay entre los puntos suspensivos. Es decir, nunca nadie es tan brillante todo el tiempo. El anecdotario es durante mucho tiempo y está acrecentado por la imaginación de quiénes lo cuentan. Entonces, dos por tres me pasa que creo que la obra es mejor que las personas. Hay excepciones, seguramente. Macedonio Fernández, Xul Solar, debe haber personas que no... Pero en general me pasa que prefiero defender el impacto que tienen en mí lo que hacen no conociéndolos. Es casi una actitud de vida que no genera y no propicia el encuentro con los colegas, por llamar de alguna manera a esto que hacemos. ¿Cómo les pegó que Calamaro haya tocado La Bestia Pop? ¿Saben que presentó el tema diciendo: "Este es un tema de mis amigos, Los Redondos, sólo comparables con el peronismo o la revolución"? INDIO: Esta bien. Esas cosas, no sé... Yo acabo de hacer una especie de elogio. No sé si fue un elogio, no sé si suena a elogio. Es la actitud que uno quiso. No sé que le significará, por ahí no le significa nada. Yo creo que, insisto, arrancando un poco de este ramaje del que hemos estado hablando, hay un momento en que a las cosas les perdés interés de realización. Y después hay otro momento donde ya se te van de las manos. La gente compra los CD´s y a partir de ahí, la canción tiene el mejor destino. Siempre decimos con Skay que, más allá de todas las cosas que la vida te presenta para gratificarte, el hecho de traer diez canciones nuevas al Mundo y que la gente las cante, me parece que ya es un premio maravilloso. Entonces, es bueno no seguir insistiendo sobre esas cosas que ya tienen como una vida propia. Alguna vez, cuando todavía no éramos tan conocidos, en los pubs, intentaba explicar que uno no es el muñeco que la gente define como más honesto, más alto, qué se yo... todas las mejoras que te dan cuando la gente te quiere. Y después te das cuenta de que no tenés derecho ni siquiera a patalear. Vos tenés que aceptar que, bueno, estás conviviendo con un Alien Duce, y que ese tiene una vida, en términos de verdad, no más grande. Pero, en términos de realidad, mucho más grande de lo que vos puedas promover desde tu intimidad. Y encima mucho más rica, porque es un personaje en el cual caudalizan la imaginación miles de personas. El Indio Solari es mucho más rico que yo. Eso es seguro, es así. Hay un montón de gente que en este momento está pensando en Skay, o está pensando en uno, y que está provocando una necesidad de su imaginación. Uno es el diseño afiebrado, o alegre, o de lo que carajo fuere, de miles de personas. Es difícil que eso coincida; uno trata de no hacer fantasma, porque está a favor del evento fantástico, del evento imaginativo que genera eso. Pero punto. Ahí se termina todo. Por eso digo que no creo en el artista existencial. Los notables, en general, hoy en día con el poder que tienen los medios, tienden a entusiasmarse tanto con su imagen pública que invierten su vida en eso. Y yo no sé, digo, también ese monstruo que te diviniza es muy peligroso. De movida, esto mismo que estoy haciendo cristaliza los enunciados de uno. Y en el caso nuestro, que mudamos de dogma permanentemente, es como hasta una contradicción. Encima hay un endiosamiento que es injusto para la persona de uno. Es decir, de ese lugar uno se puede caer con mucha facilidad, porque te proyectan a una magnitud super humana. Entonces, yo no creo que sea justo que uno esté sujeto a esas presiones. Indefectiblemente te llega el hecho. Hay como un límite imposible de proteger, que es la intimidad. O el hecho de que, si no te llevás bien con esa circunstancia, vivís un poco alejado de cosas que te gustaría disfrutar con otra calma, con otro relax. Juntarse con tus amigos, o ir a ver el show de tu sobrino, a donde no vas porque en tu mesa se arma quilombo y le terminás arruinando la noche. Indio en Nueva York ¿Cómo es tu vida? ¿Cómo se maneja? INDIO: A veces da cierto fastidio, pero todo depende de las personalidades y del momento en que te agarra. Si te agarra muy joven es un barrio peligroso, un ramaje de confusiones. Yo creo que a nosotros nos agarra en una etapa más madura, en el sentido de que al contrario, quizá ese pequeño ostracismo te permite estar más tiempo con las cosas que realmente te interesan: la guitarra, el teclado, ahora el notebook o lo que caraja fuera para escribir. En realidad pasan meses en los que no salgo de mi casa (risas). -¿Es así, realmente? SKAY: La vez pasada estuviste... ¿cuánto?¿Seis meses? INDIO: Sí, hacía como seis meses que no salía... Bueno, tengo una casa con un parque... Digo, ¿no? Trato de hacerme como una cajita de protección. Y, de pronto, bueno, lo que sí, cuando quiero ver shows me rajo para otro país. Nueva York me encanta, hay todo un portaaviones de un montón de cosas que me encantan. Entonces te vas ahí, y te quedás un mes. Qué se yo, vas a ver shows, lo que carajo fuere. Lo que tengas ganas de hacer, vas a comer afuera, nadie te jode. Si no, mientras tanto, también se lleva de acuerdo con el tipo de exposición que tenés que tener para hacer lo que te gusta. Cuando tenés la pasión, podés pasar muchas horas tocando la guitarra, muchas horas escribiendo, o componiendo, o grabando cosas y mezclando, haciendo loops o lo que carajo fuera. Aprendiendo. Una de las cosas que nunca hay es tiempo suficiente, pero aún así este pequeño ostracismo te da un poco más de tiempo para aprender todas las cosas. A mí me interesa tener una filosofía como un saber creativo. No me interesa traducir lo que hacemos a lenguajes más ideológicos. Entonces, es imprescindible el aprendizaje de cosas, porque el mismo quehacer te va llevando a eso. Hay que aprender cómo se maneja una grabadora digital, cómo se maneja un sampler, cómo se manejan cosas que cuando uno empezó haciendo esto no existían. Cosas que te agreguen, o que abran el campo posible de experimentación, para que vos puedas canalizar un montón de cosas y que sea más fresco. O brindar un poco de originalidad o un atrevimiento en un momento en que van muchos años de jugar a esto. Creación de las letras Y en esos seis meses en los que estuviste en tu casa, ¿qué tiempo ocupaba la creación? INDIO: Es muy simple: full time. Cuando uno se dedica a lo que ama, a lo que quiere, es todo el tiempo. Es decir, por ahí estas tirado en la pileta y te tenés que levantar e ir al estudio, o tenés ahí algo para escribir, o tenés la guitarrita y el equipo. Skay no sé si va al baño con el equipo (risas). Después hay un momento de materialización de las cosas. Pero ese es el momento en el que canalizás cosas que venís haciendo durante mucho tiempo. Yo escribo todo el tiempo, no es que digo: "Bueno, hay diez canciones, me voy a poner a hacer las letras de esas diez canciones. A ver, primera línea..." ¡No! Yo estoy escribiendo todo el tiempo, porque aparte tiene que aparecer como un concepto madre. Eso es lo que nos gusta a nosotros, generar una unidad detrás. No en el sentido de operitas, sino que haya un concepto que le de unidad a las cosas. Y eso también es algo de lo que tenés que nutrirte, porque vos tenés que estar sorprendido con lo que vas a materializar. Tiene que pasarte algo: ir a ver una película, ir a ver algo, o tener algún estímulo que despierte el interés por abarcar ese concepto, por definirlo, por bosquejarlo. Y ver si los amigos están de acuerdo, ir yendo y empezar a materializarlo, y llevarlo al fin, que es ponerlo en las bancas para la venta. Lo que sí, no hay honorarios. ¿Eso se transforma en textos de los que después te nutrís para hacer una letra? INDIO: Claro, sí, sí. El objetivo con el que escribo, desde hace mucho tiempo, es Los Redondos. Es el objetivo de todo lo que hago, desde hace ya muchos años. Lo mismo que Skay. Tenemos una vida aparte, digo. Pero es una vida que está alrededor de esto. Cultura rock Ustedes siempre hablan de la cultura rock. ¿Es muy diferente la cultura rock respecto de cuando empezaron a tocar? INDIO: No, es diferente como todo el tiempo es diferente, nada más. Lo que pasa es que cada uno tiene su sistema de creencias. Yo creo que estamos llegando a las postrimerías del poder de esta cultura. Hoy en día alguien que quiera ser de vanguardia no tiene que promover una idea que rompa con el pasado, si no, simplemente, generar paradojas donde no las hay en el discurso del sistema. En los ´70, o a principios de los ´80, teníamos un slogan que era "saltando por encima de los decorados del rock". Era como decir "está bien la cultura rock, pero en realidad un rocker tiene tanta ambición de curiosidad y de todo eso"... A ver si lo puedo decir más fácil: no me gusta que un chico de 17 años sea un clásico y le tenga miedo a un sampler. Si no le tengo miedo yo, que soy un boludo de 51 años... Es decir, no me interesa que sean clásicos ya. Prefiero que tengan curiosidades, que sean aventureros, porque el futuro en cuanto a entretenimiento, en cuánto a interés, mío mismo, que soy un jovato, está en eso. No en que otra vez nosotros trabajemos de Redonditos, que Eric Clapton trabaje de Eric Clapton... Está bien, pero que un pibe de 15 años diga que "no, la guitarra y el coso..." No sé, yo no estoy muy a favor de eso. ¿No creen ustedes que, en eso de "saltar por encima de los decorados", Los Redondos tienen una especie de privilegio", y es que se les perdona todo? INDIO: Bueno, vamos a verlo (risas). Ahora lo vamos a ver en River. Una prueba es Último bondi... INDIO: Yo también creo que sí. SKAY: Es que cuando apostamos tampoco sabíamos. Sabíamos que el permiso nos lo dábamos nosotros. Pero tampoco sabíamos qué respuesta iba a tener. Pero la tuvieron... INDIO: Sí. Yo creo que tarde o temprano la gente... iba a decir agradece, pero suena a un interviú televisivo (risas). La gente agradece los atrevimientos. En realidad, yo prefiero la gente que quema naves, que, como dice Herr Professor (a Skay), patea el tablero. Porque es aquella que va a provocar. Quizá la cultura rock ha sido tan potente con el poder de fagocitar toda novedad dentro de su esquema, que queda poco margen ya. Yo, sinceramente, creo que va a haber cambios muy grandes. Ya debería haberlos, de aquí en más, para escenificar el sonido de la banda sonora del siglo que viene. Creo que eso sería sano. A mí no me gustaría que chicos que tengan 15 años en el 2005 estén tocando Vox Dei. No porque esté mal Vox Dei, sino haciendo música como Vox Dei. Ya está hecho eso. Está bien tomarlos como referentes, lo que quieras. Pero lo bueno es que se arriesguen a generar otras cosas. Desgraciadamente, vaya a saber Dios, tal vez haya sido una cultura tan potente que ha dejado poco margen, quese ha fagocitado casi todo. Yo a lo que me refiero, cuando digo que era muy sólida, es la diferencia que hay con las experiencias que están alrededor. Falopas duras en tipos blandos ¿Por ejemplo? INDIO: Por ejemplo, la experiencia con drogas. La experiencia con drogas en un principio era eso: experiencia con drogas. Abrir el campo posible de tu espíritu, montones de pretensiones, en realidad basadas en el origen. Las drogas existen desde tiempos inmemoriales. Generalmente reducidas a los Sacerdotes, que tenían experiencias místicas, o a las ordalías saturnales, o carnestolendas, o lo que carajo fuera, en las fiestas en donde la gente volvía a un estado de casi animalidad, de inocencia primitiva, liberándose de toda la normativa de la sociedad y desaforándose: sacándose de encima todos los prejuicios y las conveniencias vigentes que los obligaban a vivir civilizadamente. ¿Cómo se ha pasado de eso a que las pretensiones sociales y los códigos que compartimos sean tan férreos como para que los chicos tomen a lo pavote para ir a la disco, porque se quieren liberar de todo lo que hay? Evidentemente depende del sistema en el que estamos metidos. No depende de la maldad de nadie. Ni de los productos, que si los ponés en la mesa y no se los toma nadie... Es lo mismo que un revólver: si lo ponés acá arriba, pero nadie apunta ni tira, no pasa nada. Es un objeto de fierro que está ahí. Entonces depende de qué manera se encara eso. Yo veo cómo se ha trasladado, de que esa minoría que tomaba muy en serio, muy en serio, hasta el punto que se vivía de acuerdo a esas condiciones que la cultura te proponía, a esta especie de liviandad donde se toma medio sin ningún tipo de expectativa al respecto. El peso de un sistema que está todo el tiempo vigilándote provoca ésta cosa, que se hace difícil verla con un orden de experimentación, ¿no? Ya la falopa se toma para matarse. Y habrá, quizás, contada gente que todavía quiere hacer una experiencia no ordinaria. Originalmente eran experiencias no ordinarias. Y hoy en día es una experiencia ordinaria. ¿Cómo fueron sus experiencias con drogas? INDIO: No, bueno, yo prefiero no hablar en términos personales de esto, ¿no? Por todo lo que estuvimos hablando. No quiero cargar, no quiero pugnar por el personaje público desde la experiencia personal. Sin embargo, lo que estás diciendo también da una pauta de lo que pensás al respecto... INDIO: Lo que pienso es eso. Ahora no te voy a relatar, no voy a ponerme... Es decir, mi persona no va a confrontar con el personaje que les está hablando. Más allá de experiencias personales, está clarísimo que la prohibición anula todo, pone todo en el mismo plano: las experiencias elegantes y las otras, hablando específicamente de las drogas... INDIO: Sí, lo férreo de las circunstancias. Pero ni siquiera tengo certezas de esto. Es una elucubración que uno hace. Es una cosa que a través de la historia ha estado reducida a una experiencia, a un marco minoritario con ciertas características. Como decíamos, los grupos que tenían alguna actividad mística en la tribu. Cuando digo la tribu estoy hablando de la diferencia con esto, que es una supertribu. En la tribu hay un reconocimiento inmediato de las valías de cada uno. El mejor cazador es el que tiene más puntería y se acabó. Dentro del sistema hay una abstracción que es el dinero. Esas cosas cambian. La cultura era de una manera, es de otra manera, y va a ser de otra manera. Creo que son ciclos. Por eso digo que a esta altura la vanguardia ya no está rompiendo con nada, sino que lo que más puede hacer es generar paradojas. Lo hegemónico es una cosa que tarda... es eterna. Y ésta eternidad provoca otra cosa: provoca las fisuras por las cuales mientras vos estás provocando una hegemonía de algo- en este caso nosotros estamos provocando la hegemonía de la cultura rock-, se van filtrando otras cosas que aparecen. Y te está hablando para quien lo fundamental en su vida es la cultura rock, que es la cultura que me ha formado. Inevitablemente, sé que la curiosidad de uno es infinita, y nos gustaría saltar por encima de esto y que viniera una novedad que realmente nos afiebre nuevamente. Volver a ser jóvenes otra vez. Eso es lo que provocamos, o lo que tratamos de hacer nosotros tratando de romper nuestro propio esquema. Alumno Solari -¿Cómo fue tu época de colegio? ¿Dónde estudiaste? ¿Eras buen alumno? INDIO: El colegio lo hice en La Plata. Yo soy entrerriano. Nací en Paraná, pero al año y medio me fuí a vivir a Santa Fe, y a los dos o tres años estaba en La Plata. Y después viví casi toda las adolescencia ahí, hasta más grande, con períodos que, estuve viviendo casi un año en Brasil, y andaba un poco on the road. Pero, en realidad, hasta bien grande ya... Un poco la circunstancia de que La Plata no sea la base fue que decidimos venir a probar suerte acá. Bueno, lo que a uno le pasa, si querés que las cosas te pasen en serio. No querés salir en el suplemento del diario El día de La Plata. Querés, que te pasen otras cosas, qué se yo... Y bueno, como en todo lugar, las cosas significativas que te conmueven, sobre todo en el ámbito de la cultura o de cómo carajo llamarle a esto, pasan en las grandes metrópolis. Pero el secundario lo hiciste en La Plata... INDIO: Sí, sí, sí. Con altibajos. Digo, en realidad recorrí todos los secundarios, desde Bellas Artes al Industrial. O sea que... ¿Terminaste? INDIO: Sí, terminé en el Normal 3, por ejemplo. Hice Industrial, Bellas Artes, Normal 3... Pero ya estaba en otra. Iba al colegio para ir a hacer un cortometraje, o a través de uno de los alumnos de un profesor de judo conocer un ambiente bohemio, de gente mucho más grande que yo, de bandoneonistas como (Eduardo) Rovira o (Astor) Piazolla, que fue una vez. Era la casa del Director del coro de Bellas Artes, justamente. ¿Cómo eras en la época del colegio? ¿Te ponías a estudiar? INDIO: No, no. Bueno, en general, en el caso mío... (risas). ¿Esto estamos grabando? ¡Esto nooooo! (risas). Es la hora de la empanada, comamos empanadas. No, está bueno esto... INDIO: No, en realidad tempranamente uno tuvo otros intereses. No sé en el caso de Skay, te estoy contando lo que me pasó a mí. Faltaba para hacer el cortometraje... (se ríe). Me acuerdo uno maravilloso, con el enano Hugo Vélez, un amigo. Él tenía buena posición económica y tenía una cámara de 8 mm. Entonces nos copamos con hacer un cortometraje, con el tema de "Los pordioseros de La Plata". Entonces fuimos a seguir a los pordioseros por atrás de la Plaza San Martín. Y una de las imágenes alucinantes, que es una pena que esas cosas no quedaran, fue un día en el ferrocarril cerca de la estación. Ahí nomás de la estación, cruzando la vía, había como un lugar abierto, que yo supongo que sería para desviar algún vagón o hacer arreglos de qué sé yo qué. Y se amontonaron un montón de cirujas. Entonces nos fuimos con éste, con el trípode y todo. Y estaban atorrando, eran las tres de la tarde, un sol terrible, y estaban atorrando todos ahí como unas focas. La cámara esta hacía un poco de ruido y se entraron a despertar. Y éramos dos pendejos. Estaban todos borrachos ahí, entonces les dijimos que éramos de Canal 2, creo... POLI: No existía. SKAY: Creo que de Radio Provincia. INDIO: No me acuerdo, pero sé que era algo referido a lo que estábamos haciendo. Me acuerdo que había algún mambo que nos avalaba, que no éramos dos pendejos que estaban rompiendo los huevos. Y entonces empezaron, y tenían un pedo que no veían... Quedó la filmación del gran mago Chichipío, que en realidad era un... Yo después escribí una cosa sobre eso, una especie de parte de El delito americano. Se llamaba Plácido Ismael Malbídez, había sido cabo de la policía, qué se yo, no sé qué mierda. Y se ve que en algún momento se había ganado la vida en cosas que hoy han desaparecido, probablemente, que eran los parques de diversiones que había en esa época. El decía que era el Gran Mago Chichipío, y tenía en la comisura como una callosidad. Y para demostrarnos se quiso clavar un alfiler, que por supuesto se ensartó en cualquier otro lado y empezó a chorrear sangre. Entonces, el tipo estaba chorreando sangre en la cámara con cara de "no pasa nada": Y se despertó otro viejito en pedo, y cuando escuchó que había algún mambo agarró un diario, lo prendió fuego y se lo pasaba así (se lo pasa por el brazo). Se lo pasaba y se lo pasaba. Quedó como una cosa de Herzog. Rarísima. Y me acuerdo que yo lo veía fascinado, porque quedaba como una especie de nuevo cine Alemán. Porque en imagen, todo eso quedaba mucho más raro. Un tipo todo transpirado que se metía un alfiler, que le empezaba a salir sangre e intentaba disimular. No había sonido, por supuesto. Y un viejito que se asomaba atrás, empezaba a aparecer en cámara, prendía un diario, se lo pasaba por el brazo y decía "no pasa nada, no pasa nada..." (risas). Minorías -¿Ustedes en aquél momento ya se conocían? INDIO: No. POLI: Pero sabíamos que estábamos... INDIO: No, bueno. En La Plata esto empezó como una cultura minoritaria: "Si te gustan las minorías, bienvenido", ese era un poco el lema. Más allá de que fueras un poco más o menos hippie, un poco más de lo urbano, un poco más pincheto, un poco más de fasito, un poco más de lo que carajo fuera, que hacían como pequeñas tribus. Pero en realidad, todos, ¿qué seríamos? ¿Cien en toda la ciudad de La Plata? Digo, como mucho. POLI: Y parábamos en diferentes bares. En diferentes lugares cada grupo. INDIO: Pero siempre había como nexos, porque era imposible no vincularte a través de la misma cadena. ¿Tenían determinadas características cada uno de los bares? SKAY: En esa época, digamos, la época en que nos conocimos, ya no eran bares, eran casas. INDIO: Eran casas. POLI: Pero había otros que estaban en los bares. INDIO: Bueno, lo que pasa también es que hay que entender que los procesos no se inician de pronto. Las diferentes edades de todos han hecho esto. Hay gente que venía ya del existencialismo, de los bares, o del Galeón, qué se yo (risas). De bares o sucuchos a los que se bajaba... POLI: ... a escuchar jazz. INDIO: Claro, a escuchar jazz. Venían del existencialismo y bueno... hicieron patito y se metieron en el beatnik, que es otra cultura intermedia. Y después ya vino el rock, y el hippismo, que es un producto un poco más tardío. El rock se inicia como un género pop, y se transforma en cultura en Estados Unidos, con el asunto de Vietnam y con toda la nueva izquierda y todo eso. A nosotros nos vinculaba la bohemia y de eso de abrevar en el basura de la cultura. Había tipos que tenían veinticinco años, tipos que tenían diecinueve y tipos que tenían catorce, que eran los hijos de alguno. La Plata era una ciudad que tenía mucha clase media, y quizás por eso había mucha facilidad para que esto explotara. Pero en realidad, también la bohemia era muy relativa. No había una tradición así, del tango y de mil lugares. POLI: Más que La Plata es una ciudad de estudiantes... INDIO: Claro, de estudiantes. Pero también había poca gente que se dedicaba a pintar, o ese tipo de cosas. Generalmente eran chicos de mamá, de papá, que estudiaban su carrera, se recibían de abogados, qué se yo. De esos, inclusive, un montón pasaron alguna temporadita, algún holiday, con las tribus. Y porque veían que se estaban perdiendo un ajo donde había amor libre... Una temporadita de aquellas, y después seguían sus carreras. ¿Ustedes eran de grupos diferentes? INDIO: Sí, sí. SKAY: Nosotros con Poli, en realidad, en el ´69 empezamos a andar juntos. Y con El Indio nos conocemos ya en el año ´73. INDIO: Yo con ellos me conozco a través del hermano de Skay, con quién hacíamos películas. POLI: Y ahí nos empezamos a ver... ¿Cuáles eran los grupos diferentes? ¿Qué hacía cada grupo? SKAY: Mirá, nosotros vivíamos en una comuna en la que estaba Poli, estaba mi hermano y había otra gente, antes de conocerlo al Indio. Después cuando se abrió la comunidad esta, justo ahí, al poco tiempo, el Indio se conoció con Guillermo (Beilinson, hermano de Skay). Y después, medio que nos empezamos a juntar... INDIO: A través de Laura, también. Siempre a través de amigos. En realidad uno sabía que estaba pasando todo. Pero los vínculos se dan a través de una presentación. Sobre todo en épocas en que la mayoría de las experiencias que hacíamos no estaban bien vistas por la sociedad. Había un grado mediano de clandestinidad en esas cosas. POLI: Y además teníamos que tener todos muchísimo cuidado. ¿Esto en que año era? ¿Ya en la dictadura? POLI: Era el año ´73. INDIO: Y, bueno, hay un momento previo donde uno siempre dice que el aire era gratis. Donde ciertas experiencias vos podías... qué se yo, te tomabas tres pepas, te ibas al París, estabas en una mesa meta reír, y la gente por ahí pensaba que estarías en pedo. SKAY: No se conocía el olor a porro. INDIO: Claro, nadie sabía nada. Pero después ya se empezó a transformar en otra cosa. Pero también la cantidad y la potencia era esto que no podés tapar. Lo que hablábamos hoy sobre las fisuras que tiene lo hegemónico... Es muy difícil que las cosas se puedan detener. Se detienen por distintos motivos. Hay un orden, y también es comprensible. Esto que hablábamos hoy de las experiencias con drogas. Esta cosa de la producción universal de la experiencia, es algo que no se puede plantear en sociedades como ésta. Porque vos mismo... Quiero creer que vos le podés comprar un cuadro a un tipo que se tomó tres pepas y una raya, pero si te está haciendo efecto la anestesia, y ves que el médico que te va a operar a corazón abierto se está dando unos palazos y se toma una pepa, medio que no sé... (risas). Yo supongo que se ha hecho una promoción universal de una experiencia que, en general, si ha tenido algún tipo de utilidad, era para ciertas y determinadas cosas, y para ciertos y determinados momentos. Niñez y vocación Antes de conocer a Skay y a Poli, ¿vos habías decidido que te ibas a dedicar a hacer música? INDIO: No, la música no, ni hablar todavía. No, no, no. Siempre hacía como unas canciones en guitarra criolla, qué se yo, para los asados. ¿Escribías canciones? INDIO: Más escribía cuentos cortos y guiones para cosas, pero escribía canciones, también. Con compañeros del colegio, para las chicas, qué se yo, boludeces. No eran canciones... Siempre tenían algún tipo de pretenciosidad poética. Yo hasta encontrar el núcleo siempre fui un outsider, como un raro de la barra. A mí siempre me costó... hasta llegar a esta etapa de vínculo con otros a los que les pasaba lo mismo. Siempre eran como tareas alternativas las que tenía. Mientras tanto salía también a alguna confitería bailable con los amigos del secundario. Pero de a poco se fueron alejando de los lugares. Mientras vos te ibas a hacer un cortometraje, o me iba a algún lugar donde había algún tipo de bohemia, ellos estaban en otro mambo. Mientras yo escuchaba Beatles, ellos escuchaban a Tito Rodríguez. Qué se yo, unos boleros, porque era para chapar. Insisto: esas cosas te pasan. Depende también de la formación de lo que pasó en tu casa. En mi casa se leía mucho. Entonces yo tenía diez años y agarraba (Juan Bautista) Alberdi, El crimen de la guerra. No entendía una mierda, pero como estabas rodeado, curioseabas, qué se yo... La información va moldeando un tipo de búsqueda. Vas buscando cosas y lo que te apasiona, sobre todo a esa edad. A esa edad, las pasiones no son sopa. Hoy en día uno sabe que las pasiones son siempre efímeras, y que tienen que ser reemplazado por otras. En ese momento no: en el momento que descubría algo vas a la búsqueda de eso, y hacés la experiencia, y te untás la manteca que te dice la receta, y te ponés donde dice que hay que ponerse, y lo hacés en serio, porque creés sinceramente en esa experiencia. Y eso, bueno, te vincula con alguien que está haciendo la misma experiencia. Entonces cambiás el lugar, la circunstancia... No hay una verdad, hay realidades. Eso te libera del fanatismo, también. Pero por otro lado, el standard de la gente, se vive en un estado de mayor brutalidad, creo. Está más informada, por el Discovery Channel, pero en realidad es una información, que no permite liberarte. Cabaret político Con ustedes se dio una situación paradójica. Porque empezaron buscando otros lugares para lo que era el rock. Está bien, es cierto que el rock no era lo que es hoy ni remotamente. Pero empezaron buscando eso y terminan siendo LA banda de rock... INDIO: Vos no lo quisiste decir, pero terminamos en River. Bueno, yo estuve diciendo todo el tiempo que uno va adonde no estuvo. Primero, por esto: la banda nuestra empezó siendo como la banda mimada del periodismo y de los intelectuales, de los artistas plásticos. En una época en que estaba un poco de moda una especie de seriedad, el rock de fusión, y todo eso, vinimos nosotros con esta especie de cabaret político... Tocábamos en lugares ocultos diciendo cosas que estaban mal vistas socialmente, y el público que iba a vernos no eran chicos de Laferrere, de ningún lado así, era otro tipo de público. Bueno, eso ha ido mutando de manera que ni siquiera nosotros tenemos dominio. De movida, hay un hecho cuantitativo que vos no podés dominar. Nosotros más de una vez hemos pensado el asunto de hacer ciclos. Porque vos no les podés pedir a Los Redondos que no vayan hoy... que saquen entrada escalonada... Lo Redó Aquel Stadium en que ustedes habían organizado como 10 fechas... terminaron siendo tres, porque no se podía seguir... POLI: No alcanzamos ni al tercero... INDIO: Bueno, a lo que voy es a eso. Llega un momento en que la magnitud implica que cada vez tenés que ir a un lugar más grande. Por ejemplo: yo estoy apasionado por esto que va a pasar, pero a mí la dimensión teatral me atrae más, estéticamente, que el estadio. En función de lo que a mí me gusta: generar el clima dramático con la escenografía, las luces, la sincronicidad y todo esto. El estadio es otra pulsión, tiene otra magnitud. No estoy optando por una u otra cosa, pero hay algo que extraño, y es el hecho de una dimensión que uno pueda controlar de otra manera. Pero eso es imposible. Nosotros no podemos, porque la función de hoy va a tener más gente afuera que adentro, viendo si pueden entrar, armando bardo, quilombo, rompiendo vidrieras... esas cosas pasan. Y también porque uno va modificando lo que va haciendo. En algún momento la música de uno empezó por algún motivo a resonar en esos lugares, en los lugares que uno llama desangelados. Esta gente popular... Es raro que una banda que originalmente era una banda a la cual tenía acceso nada más que un ambiente más de bohemia e intelectuales, se haya transformado con el tiempo en una banda popular... ¿Pero qué paso para que eso ocurra? ¿Es un misterio? ¿Una confusión? INDIO: Pasó de todo. Hay discursos que en un momento son secretos para la mayoría y que en otro momento lucen trajes de luces. Lo que pasa es que nosotros tuvimos la suerte de habernos calzado la boina y seguir, y que entonces fue pasando que eran 100, que eran mil, y ahora no sé... ojalá que vaya alguien... (risas) Otra cosa que sucedió es que cuando ustedes empezaron no existía el rock como negocio... INDIO: ¿Sabés cuando empezó como negocio? Y como negocio para unos secos, que éramos los hippies...¿Sabés cuándo? Después de Malvinas. Es así, ese es el lugar. Pero así como sucedió esto en los ´80, ¿no ocurrió en los ´90 que se proletarizó el rock? INDIO: Esos no son los tiempos que nos pasaron a nosotros. La caída de la clase media, más allá de que sea paulatina, ha tenido una gran caída desde la globalización que no es esta de ahora. La globalización empieza antes, empieza con la guita de la mafia en Estados Unidos, que es la única que quedó en pie después de la guerra. Y ahí empieza el poder hegemónico de Estados Unidos y lo que pasa con las comunicaciones, lo que pasa con todo, que hace a una especie de lo que ellos llaman, ese término de moda, "Aldea Global". Pero supongo que pasaron otras cosas. Que ciertas cosas empezaron a- en esta hegemonía de lo conservador- agrietarse y a aparecer cosas. Y aparecieron Los Redondos, diciendo cosas, haciendo cosas, que en el momento estaban mal vistas, y que tenían un atractivo para todos los que querían desaforarse un poco de lo que el sistema te imponía como para hacerlo. El gran quilombo empezó con la gente popular. El gran quilombo. La magnitud. Más allá de porque son más... Tics de la revolución Ustedes arrancaron queriendo hacer una revolución artística y sin darse cuenta, están arriba de esta revolución social... INDIO: Los primeros sorprendidos fuimos nosotros. El cambio de una dimensión a otra no ha sido una provocación nuestra. Esto mismo de ir a River, o ir a Obras, no fue un plan tipo "vamos a tocar a Obras porque ahí nos dan la cucarda de que somos unos capos". No, era porque se armaba bardo en los lugares que ya no entraba la gente que nos venía a ver. Vos podés tener un control sobre un espectro muy chico de intelectualidad, o de comprensión, pero cuando estás manejando distinto tipos de gentes, realmente tener la llave, la calve de eso... no sé... Yo creo que las cosas pasan. ¿Y está bueno eso? ¿Tanta masividad? ¿O te gustaría tener un mayor control? INDIO: No, a mí nunca me interesó eso, porque hay que entender que cuando uno ignora esos procesos tiene muy claro otros procesos, que son los que nos pasan a nosotros. Nosotros hacemos las canciones que queremos hacer, hacemos los planes que queremos hacer, negociamos con quien se nos canta el forro de las pelotas, para hacer lo que queremos hacer. Esa es la regla de oro. Cuando hacemos Ultimo bondi a Finisterre nadie nos garantiza que alguien diga: "Ah, no, a mí me gustaba Mariposa Pontiac, me voy a ver a La Renga". Nadie te garantiza esto. Nosotros hacemos lo que queremos hacer y lo que tiene significación para la gente. Joden con que las letras que yo hago son crípticas. Bueno, carajo, el arte es una expresión simbólica de algo entendido estéticamente, ¿de qué mierda me están hablando? Es sugestión, misterio y enigma. No es descripción ni enunciados, no son panfletos las canciones. POLI: Es poesía. Quizá lo rico es hacer propio lo que vos escribiste con una idea, y que el que lo escucha los vea de otra forma, pasándolo por el filtro de las cosas que él vivió... INDIO: Hay una cosa que yo me atrevo a decir: en realidad todo se trata de forma. La música ni hablar... la música es pura forma. Pero aún lo que me toca hacer a mí, que es la parte del concepto, de las letras, es pura forma. Romeo y Julieta en realidad es una historia de amor. Y es lo que es por la forma que le dio Skakespeare, si la escribió Shakespeare. Siempre los temas son salud, dinero, amor: las pasiones, la muerte. Lo que están disfrutando estos chicos es la esencia de lo que en la forma ellos reciben para encauzar su sentimiento y su pulsión. No tienen que entender el discurso, eso es otra cosa... Les importa que les resuena a algo, a una vitalidad, a un ansia libertaria. No sé que mierda es: el resumen de todo es un ansia de libertad, de exceder el margen que tienen de vivir. Eso nos damos cuenta por la resonancia, no porque uno lo sepa a priori. No es que vemos canciones como hits. Yo a Mi perro dinamita no la quería grabar. Era un rockito que estaba bien, pero lo iba a sacar del álbum. Uno no tiene claro esas cosas. Quizás esto se traduzca en que el objetivo último que uno tiene, en realidad tiene que ver con un negocio del corazón de uno. No el resto de las cosas, que son los premios por los cuáles un montón de gente se embarca en esto. Quizás eso sí se traduzca. En el hecho de todas las veces que hubiera sido más cómodo hacerlo de otra manera, y uno siguió insistiendo. Para nosotros el mejor negocio, el puto negocio de nuestro corazón, es tener una vida digna y elegante. Y si te está permitido, si la misma gente comprando sus discos, con el reconocimiento, te permite hacerla...¡puta madre! Tenés que ser un pelotudo para no hacer una vida donde antes que te respeten los demás, te respetes a vos mismo. Son negocios del corazón que hoy en día parecen ser muy idealistas. Yo los veo de una practicidad absoluta. De la única manera que mi vida me da ganas vivirla es si me respeto a mí mismo y a la gente que quiero. Si tuviera un montón de otros premios y estoy sabiendo que mi intimidad es una mierda, que la gente que quiero está nada más que en la epidermis de todo esto, mi vida sería muy, muy, muy jodida, una vida de mierda. No me formé para esto. La cultura rock de la que yo hablo te formó para tener un espíritu elegante. Eso. Que te guste a vos mismo lo que sos. Que te respetes a vos mismo. Eso es elemental. ¿Y sintieron ante esta masividad que les reclamaban alguna explicación más de la que ustedes pretendían dar? INDIO: Ocasionalmente pasa, pero son maneras de relacionarse... Yo pensaba en esta imagen de los periodistas abordándote cuando llegaste al Aeroparque desde Mar del Plata... INDIO: Hay estrategias en todo lo que uno hace... Ese mismo día el jefe de seguridad del aeropuerto nos ofreció salir por otro lado, y no. Lo que pasa es que sabía que el único que iba a poder decir que eso no pasaba por culpa de un grupo de rocanrol éramos nosotros. Nadie lo iba a decir, nadie. Y por otro lado fueron bastante respetuosos. Yo creo que a esta altura se han dado cuenta de que esto no es como en algún momento se dijo "una estrategia de marketing". Se han dado cuenta que uno tiene una manera de vivir, y que encima el cariño de la gente te permite esa forma de vida. Porque ni siquiera es una elección que pretenda dar una maestría de la vida. Cada uno se gana la vida y hace la música como puede. Si vos tenés que firmar con una corporación porque es la manera que encontrás para hacer tu música, andá y firmá con cualquiera. Esto tampoco es una cruzada en contra ni de la televisión... sería una estupidez que uno pretendiera apagar socialmente la televisión. La gente hace lo que buenamente puede. Hoy cuando yo rescataba el rol de Poli, no todas las bandas tienen a alguien que le guste, disfrute, y no lo haga "porque alguien lo tiene que hacer". Poli disfruta. Puteará, maltratará a alguien, pero ella disfruta generando toda esa negociación, esa cosa que a otros nos rompe los huevos porque tenemos otro carácter, otra manera de ser. Vos te das cuenta que la magnitud del personaje es tan grande que los chicos tiemblan cuando están al lado tuyo, que les palpita, porque creen que están delante de no sé qué, de lo que su imaginación dibuja. Y por ahí la manera de vincularse es preguntándote algo de la muerte, qué sé yo... Cosas profundas ¿Qué cosas te preguntan? INDIO: En general, los chicos que de alguna manera están vinculados a la música que hacemos no son muy sogueros. Lo que tiene de soguero es la cantidad. Yo tengo que cambiar el teléfono cada tanto porque se transforma en moneda, o vienen minas que podrían ser tu nieta y te dejan besitos... pero es la cantidad. Cuando te cruzás con ellos te saludan o te dan un abrazo, pero no son sogueros. Por ahí si te vas una noche a algún lugar a beber, ahí cagaste: ya se te vienen con "del universo al bife" y no sé que mierda. Quieren que hablemos de cosas profundas, y uno está tan embriagado como ellos, así que la profundidad te la debo. Ustedes, Skay, Poli, tienen una vida diferente a la del Indio, son de salir un poco más, van a lugares públicos... SKAY: Sí, nosotros salimos más. Y lograron que la gente los respete, no hay una invasión. No sé cómo lo viven ustedes... POLI: Es distinta la relación que tenemos nosotros con la gente que la que tiene él. A él le exigen otras cosas. INDIO: Es como la estampita, Negra. Esto que se empezó a decir de "la banda del Indio Solari" o "el líder de la banda". Esas son cosas que dicen ustedes... POLI: Y él se tiene que hacer cargo de eso. Nosotros, mientras, salimos (risas). El pobre tiene que estar metido allá en la casa... INDIO: Sí, el pobre pelado tiene que usar peluca. ¿Usaste peluca alguna vez para salir y pasar inadvertido? INDIO: Una vez nada más, porque me pareció que ya estaba grande para estar haciendo eso. Además, seguro deben haber dicho: "Uy, mirá, El Indio Solari con peluca" (risas)... INDIO: Vos sabés que eso es verdad. Yo me pongo gorros y creo que estoy disfrazado, pero lo que pasa es eso que decís vos, que me ven y dicen "el Indio con gorra". No, una vez (a Skay) ¿dónde fue? ¿En Azul? Que salí con una peluca... Lo que pasa es que era un lugar que tenía una sola salida. (a Skay) Ahí donde me mostró las tetas esta mina. ¿Cómo se llamaba? POLI: ¡Ramallo! INDIO: Eso Ramallo. Ahí salí con una peluca. SKAY: Me acuerdo una vez que estábamos en Del Cielito y apareció un tipo y me dijo "qué hacés, cómo te va?". Y era este hijo de puta. Estaba al lado y no lo reconocí. INDIO: Bueno ese mismo disfraz lo usé para salir en Ramallo, porque teníamos que salir por el mismo lugar por donde salía la gente. No era un lugar multitudinario, pero habría más de 300 personas esperando. Y salí con la peluca, pero pensé que podían darse cuenta y me dio tanta vergüenza que no la usé más. ¿Qué es eso de ponerse cosas? POLI: Hay que creer... INDIO: Lo que pasa es que hoy en día, cuando tocás en estadios, la protección que tenés contra el cariño de miles es más fácil, entrás por atrás. Pero me ha pasado, en Satisfaction creo que fue... POLI: No, fue en Autopista Center. Que te dieron vuelta el auto, ¿te acordás? INDIO: Bueno, no sé. Me acuerdo que esperábamos a salir a lo último, y me acuerdo que le digo al Vikingo (alguien que trabaja con nosotros en aquel momento) que se fuera a fijar cómo estaba la puerta, a ver si podía salir o no. Él fue y vio que estaba todo bien. Claro, ni siquiera fue hasta la puerta, pero se veía medio vacío. Salgo y estaban todos enfrente, en el pasto de la autopista, tomando cerveza. Bueno, fue de terror. Estaba a medio metro del taxi y no podía entrar. Porque la fuerza que tienen centenares de personas es algo con lo que vos no podés hacer nada, porque no podés empezar con botellazos ni nada. Se subieron arriba del taxi y lo abollaron todo. En Autopista Center fue a Iorio que le hicieron mierda el coche. Eso fue otra cosa. POLI: Ah, sí, fue en Satisfaction. INDIO: Lo de Autopista Center fue porque tenía una salida que era relativa, con un lugar donde se aparcaban coches y se le subieron encima y lo hicieron mierda, se lo abollaron todo. ¿A quién? INDIO: Yo desde hace algún momento tengo amigos que... A mí no me gusta manejar, entonces desde hace un tiempo tengo amigos que me llevan a todas partes. Pero a veces el cariño tiene una magnitud que los de allá atrás no saben que está pasando allá adelante y te están aplastando el coche. El tachero el día de Satisfaction no entendía nada y no sabía que hacer, porque si arrancaba aplastaba a un montón de gente. ¿Sabía lo que pasaba? ¿Sabía quién eras vos? INDIO: No, para nada. En esa época la gente que seguía a Los Redondos era 2000 o 3000. Pero más allá de las revistas de rock no aparecíamos. En realidad Los Redondos nos hemos mantenido, gracias a Dios, dentro de la cultura rock. Quizá el gran kilombo fue en Olavarría, porque cuando salís en la tele ya habla todo el mundo, la abuela, y todo el mundo te conoce... Tenemos una duda: ¿alguna vez te dijeron Patricio? INDIO: Sí, muchísimas. Me acuerdo en La Capilla, que una vez el iluminador estaba arriba de la parrilla y me dijo "señor Rey" (risas de todos). Yo al principio no entendía. Pero bueno, eso es una costumbre pública que hay respecto de un grupo de rock. Patricio Rey 2000 ¿No creés que hubo un cambio en la banda? ¿Qué antes estaba más presente Patricio Rey que Los Redonditos de Ricota y hoy son simplemente Los Redondos? INDIO: Ese es un nombre que uno le pone... En realidad, el objetivo, más allá de que las cosas se hayan dado como se dieron... Estos asuntos uno tempranamente los conocía. Es decir, nosotros le pusimos este nombre a la banda para cargar en la espalda de alguien todos los quilombos que tiene ser una estrella de rocanrol. Y con el tiempo, cuando le pusimos ese nombre, la gente misma fue reduciéndolo a Los Redó. Ya no son ni Los Redonditos ni Los Redondos, son Los Redó. POLI: Pero además está la cuestión del público y Los Redondos. En realidad Los Redondos son ellos. ¿Y qué es de la vida de Patricio Rey hoy? INDIO: Patricio Rey nos tiene maltratados. Volvimos a ser un grupo de descarriados. Porque originalmente éramos un grupo de descarriados y lo llamamos para que ordenara nuestras vidas. Y él bastante bien lo hizo, pero bueno... POLI: ¡Hoy nos manda cada trampa! Dice "a ver viejitos, cuántas neuronas les están trabajando, a ver cuánto están de atentos". Por ejemplo, nos hace equivocar en los afiches, en los avisos de los diarios... INDIO: ...nos caga a pedo. SKAY: ¿Viste que salió mal la fecha? INDIO: Me dijeron, pero en realidad no lo vi. Yo, cómo sé que tengo que ir, voy ese día, pero no sé si es 15 y 16 o 16 y 17... Pero estaba escuchando en un programa de la Rock & Pop que no sabían en que fecha era. POLI: 15 y 16. SKAY: Mirá que lo vimos todos: nosotros, Rocambole, el pibe de la agencia... POLI: Todos los vimos y cuándo salió, salió cualquier cosa. Y pensé: "Patricio Rey está terrible". ¿Ustedes dicen que todas estas equivocaciones son mensajes de Patricio Rey? LOS TRES: Sí, por supuesto, totalmente. ¿Y por qué? ¿Hay alguna razón? POLI: Para ver cómo estamos de atentos. INDIO: Pero más allá de todo, nosotros le debemos muchísimo. ¿Y tiene amigos Patricio Rey? INDIO: No, sólo tiene clientes, como dice nuestro amigo Crook. Hiperfútbol ¿Les gusta el fútbol? INDIO: A mí sí. SKAY: A mí no. ¿De qué cuadro sos Indio? INDIO: No, ya te dije que no hablo del personaje. No me gusta caracterizar la personalidad. No me interesa porque, de movida, no me gusta la diferencia. Mi equipo de fútbol son Los Redondos. Pero a esta altura... INDIO: Es que no hay altura para eso. Yo no estoy en ninguna altura diferente de nada. Mi equipo cuando estoy en Los Redondos es Los Redondos. Carlos Solari tiene su equipo de sus sueños. ¿Pero vos te pensás que Carlos Solari está hablando acá? Carlos no estaría acá. Estaría tomando un Martini en casa. Yo estoy acá haciendo el Indio Solari. Y El Indio Solari tiene estas manías y tiene esta forma de ser. Después esta Carlitos, que tiene su equipo de fútbol. ¿Y al Indio Solari qué le gusta del fútbol? INDIO: Al Indio Solari lo que le pasó es que se formó en una sociedad en donde el fútbol es una pasión básica y fundamental. Desde chico elegís un equipo, te gusta al fútbol y jugás... Empezás a hablar de fútbol y empezás con la tercera persona... (risas) SKAY: Sí, además hay un Indio Solari que es director técnico. INDIO: Yo he jugado mucho al fútbol. ¿De qué jugabas? INDIO: Distintas cosas. Era muy sucio. De escupir, pegar... me gustaba eso. ¡Bilardista! (risas) INDIO: Me parece un juego mucho más amplio. Lo mismo que el dominio malabar de un instrumento: el dominio malabar de la pelota no es lo más importante. Es como el truco. ¿Cómo le enseñás a un holandés a jugar al truco? Hay una picardía, hay algo que es lo que caracteriza al fútbol nuestro, que depende de todas esas cosas. Por supuesto, cuando estamos hablando de esto, está el límite que son las tarjetas. Todo lo que se pueda, hasta ahí: jugar con la psicología del otro, si vos te entrenás menos que el pibe ver de qué manera hacer valer... ¿Alfileres? INDIO: No, lo sucio de hablar, de boludear, de no pegar una patada para que te saquen tarjeta amarilla, pero pegar muchas en el tobillo para que al final del partido te quede así, sobre todo si hay eliminatorias, así sabés que ese pibe no va a jugar en los próximos partidos. Todas porquerías. Vos decías que sos hincha de Los Redondos, y son cientos de miles los hinchas que tienen Los Redondos, porque los pibes tomaron a la banda como si fuera un equipo de fútbol. INDIO: Es que es así. Estas definiciones, lo mismo que la definición política, muchas veces empiezan a provocar en el seno de esta masa- que es muy variopinta, tiene de todo-, ciertas divisiones que no quiero provocar. Todas las pasiones fundamentales generan eso, y lo que tienen de bueno Los Redondos es que es un vínculo que va desde gente que nos viene a ver afuera y está en el mismo hotel en que estamos nosotros (cinco estrellas, cuatro estrellas; no, cinco no, cuatro) y van en avión también con nosotros, y hay pibes que van y duermen en la playa. Me interesa eso, no me interesa propiciar una especie de compartimentos estancos donde "yo estoy con fulano, porque El Indio está con éste". No me interesa y no tiene nada que ver con lo que hacemos. No tiene nada que ver. Agregar estos condimentos no es un plan. Lo que te decía antes, no me interesa traducir lo que hacemos a otras ideologías. Porque es forzado, no tiene absolutamente nada que ver. Esto es una pasión que tiene las características que tiene. Además no tiene ninguna importancia lo que opino yo sobre este fenómeno, sobre esta cosa que me excede, que nos excede. Este es un fenómeno que ha elegido la gente, esta es una cosa que tenemos claro también para siempre. Esto de no tener una promoción demoledora de una compañía que te lo mete y te van convenciendo y te lo pasan todo el día... esto es lo contrario: estamos donde estamos por una elección siempre de la gente. Entonces meter ahí informaciones que no agregan nada, no ayudan a nada, no me interesa, la verdad. (silencio) Dale Bo, dale Bo... (muchas risas). Renegado Igual debe estar bueno estar viendo un partido por la tele y ver una bandera que dice "Los Redondos"... INDIO: Sí, veo mucho y me gusta. La apropiación popular es una cosa que festejo, más allá de que siempre hemos reconocido que en realidad somos producto de la clase media. Lo que pasa es que todas las clases sociales tienen fascinación por otras clases. Yo soy un renegado de la clase media. Más allá de que acepto que ahí se generaban muchas cosas condicionantes para el desarrollo de la sociedad en general. Tengo fascinación por los desposeídos: entiendo el asunto de la muerte, pero el del dolor no lo tengo muy claro. Entonces me fascina esta cosa de la condición humana, donde no se progresa en eso, no se progresa en la calidad de vida de la gente. Parece que todo va para atrás. Estos guetos de gente que poseemos cosas, no nos damos cuenta qué peligroso es no aflojar un poco la canilla. Y entonces tengo mis ojos puestos en los desposeídos, no en quienes gastan su bienestar en tener la última Mac o el último Armani. El guetto de los pibes, como dijiste en Mar del Plata... INDIO: Claro, de eso he estado medio rodeado toda la vida. Me interesan los desposeídos y ver cómo mierda hacen para seguir encontrando razones para estar vivos en condiciones que... bueh, el dolor es lo único que se hace difícil explicar. Uno puede entender la muerte, por qué todo el ciclo y todo eso. Pero, ¿por qué con dolor? Bueno, hay alguna gloria que lo entenderá. Mientras tanto, de alguna manera-de alguna manera- me conmueve y padezco un poco esas cosas. Un Dios nuevo ¿Son creyentes ustedes? Recién hablabas de Dios... ¿tienen alguna creencia religiosa? INDIO: Yo tengo una creencia religiosa que tiene que ver con el mundo de absolutos y que estaría definida... Yo he sido, como todos los que participaron de esta cultura, bastante curioso en un comienzo respecto a la parte mística y he curioseado por bastantes lugares. Yo lo que he encontrado es que en la búsqueda de Dios, en el camino te devoran los santos. Y es una cosa que no me gustó mucho. No creo en las instituciones mucho y no creo que una institución madre pueda tener capitales invertidos en armamentos. Creo que el templo de Dios está acá (se señala el pecho). De esa cosa que la vivo desde la ignorancia. Tampoco me gusta este padecimiento de la ignorancia de la condición humana. Me hubiera gustado que Dios se me revelara, no que me devoraran los santos buscándolo. Pero como son glorias que uno desconoce, quizá haya alguna razón para esta armonía, para esta cosa que sucede de esta manera. No lo tengo muy claro. Sí creo que la gloria no termina en mi nivel, creo un poco en el superorganismo que somos todos, eso lo tengo un poco más claro. Creo en la coraza orgánica como otra cosa que nos abarca aparte con otras especies. Creo que hay pedazos de la corona rota en el corazón de uno. Creo que la palabra religión, que es religar- que es volver a reunirnos- en este destino planetario es una redundancia. Y después, esto que hablábamos al principio de la actualización de las religiones en función de la nueva religión que es la tecnología o la ciencia, no me termina de gustar porque si hay una idea de Dios, si Dios es todo, volvemos a lo que decíamos al principio: Dios no puede progresar. Podemos progresar nosotros. Un sistema progresa dentro de un entorno y el que es todo no puede progresar. Entonces esta cosa de perdonarlo a Galileo y no sé qué mierda, o que ahora están viendo que no hay purgatorio o que no hay infierno, que de pronto yo me crié pensando que había y ahora no hay más... bueno, por ahí no pasa mi religiosidad. Yo creo que estoy obligado a la condición humana, y que entonces no tengo nada que religar. Más allá de eso, creo que hay glorias que me exceden. Las desconozco y me hubiera gustado un Dios más ameno, mejor hecho y bajo otro pulgar. Me gustaría que se revelara, que yo no tuviera que adivinar cómo me tengo que comportar y que viviera en esta ceguera de qué realmente uno tiene que hacer. Y a mí no se me revela, pero tengo amigos que quiero mucho... el hermano de Skay, por ejemplo, que ha dedicado su vida a la religión y que lo veo honestamente en una búsqueda que es tan importante como mi ignorancia. Más River No hablamos del show de River todavía... INDIO: Y, todavía está por suceder. Creo que lo que tenemos que esperar todos es que la totalidad de los chicos se den cuenta que es una fiesta de ellos, que quizá no es el lugar para manifestar su disconformidad con lo que son las cosas. Esta es una fiesta de ellos y muchas veces creo que es injusto que la entorpezcan con violencia y todo eso. Más allá de que tampoco creo que la razón de la violencia está anidando nada más que en sus corazones. Depende de un montón de circunstancias que son más amplias que ellos. Pero quizá sería bueno un poco de respeto por el evento que está dedicado a ellos. Esperemos que eso pase. Si esto sale bien, si no hay ningún quilombo, ¿es una buena oportunidad para tocar más seguido? POLI: En realidad los plazos en los que ellos tocan dependen de un montón de cosas. INDIO: Son lo que hay. En realidad los problemas que hemos tenido tienen una magnitud televisiva mucho más impresionante que lo que en realidad pasó. Generalmente nunca son más de 200 personas, y 200 personas cuando estás hablando de miles no son tantas, y tienen que ver con que quieren entrar sin pagar la entrada, y a veces las circunstancias... Sí, pero esos 200 tipos arman mucho quilombo. Nosotros estuvimos y fue muy difícil entrar... INDIO: Sí, pero no es una peculiaridad de Los Redondos. Acá hay un asunto, y es que si hay una gran corporación atrás, generalmente hasta muertos no aparecen. Una semana antes de tocar nosotros en Mar del Plata había estado Joan Manuel Serrat en Rosario y se armó un quilombo simplemente porque en el teatro habían dividido los valores de las entradas. Llegó la gente, se ubicó en cualquier lado y cuando los fueron a sacar, se armó tole tole, la gente empezó a romper todo, un quilombo. O en el show de Luis Miguel, donde 2000 pibas armaron un quilombo bárbaro. Y bueno, también es atávico cascotear a la cana, los jóvenes no se llevan bien con la policía y los límites de lo que uno hace son los límites de la ciudad. Vos no podés proteger a los chicos cuando se van del estadio o cuando están afuera porque ahí ya es la sociedad que se protege de ellos. Bulacio Esto tiene que ver con lo que les preguntábamos antes: hasta dónde tienen que dar explicaciones que no quieren dar. En una nota que les hizo hace cuatro años Claudio Kleinman, él decía que ustedes a veces tenían que dar explicaciones como si a Bulacio lo hubieran matado ustedes... INDIO: Bueno, mirá, vos hablaste casualmente de un asunto que nosotros en su momento describimos como fue la circunstancia y quedo todo como en el aire. El otro día leía un artículo que salió en Noticias sobre (Luis) Clur, que fue el director de noticias de Telenoche y otros noticieros, muy premiado, ganó no sé cuántos Martín Fierro. Es una pena que no lo haya traído. Contaba que en la época del Reporter Esso hicieron repetir no sólo la paliza de la policía, sino que hablaron con los tipos que reprimieron. Repitieron todo: con la policía y los manifestantes. Eso lo dice él. Todo el mundo volvió a representar eso. Y yo lo veo dos por tres en la televisión eso. Como cuando ves a esa madre que ya llora sin lágrimas porque el hijo ya apareció, pero hay que recrear el dolor. Y yo creo que el dolor es una de las pocas cosas genuinas que quedan. Uno no puede estar recreando el dolor porque viene Varela Cid y salir todos en eso. Y hay tantos intereses creados que desgraciadamente esto de lo que hablábamos antes de la elegancia y del espíritu de los que nos hemos formado de otra manera, no tolera. Yo no creo que se pueda mentir en nombre de la verdad, ni que te puedan encarcelar en nombre de la libertad. Creo que esas cosas de que el fin justifica los medios no es una de mis ecuaciones preferidas. Pero claro, como está todo dibujado de esa manera, todo el mundo aprovecha estas circunstancias para salir a dar su mensaje con distintos intereses. Cuando uno se sustrae y lo vive de otro lugar... que tampoco fue de esa manera, porque los chicos fueron a alguna marcha, pero ahí estaba Varela Cid y les pedían autógrafos... SKAY: Lo primero que vimos fue, cuando fuimos al colegio, que dijeron "repitamos el acto que viene Canal 13". Y hubo que repetir todo. ¿Estuvieron en un acto ustedes? INDIO: Yo no porque soy la estampita, tengo que ver primero qué pasa antes. Y pasó todo eso, así que ni en pedo fui. Pasa de todo, se transforma en una especie de cosa que excede el marco del dolor del que se está hablando y creo que ahí se atenta contra una cosa muy profunda, que es el dolor genuino de la gente. Es lo único que le queda a la gente: el dolor genuino. ¿Nos vamos a meter ahí también? Bueno, ya está metida la televisión en eso, ¿no? Y a mí me parece una cosa desgraciada. Yo no es una cosa que aplauda que eso suceda. No creo en toda la miseria de los talk shows o en todas esas miserias que pasan, televisando el drama de los demás. Son otras reglas de juego, la televisión sabrá por qué lo hace, pero creo que el dolor es lo único genuino propio que queda y que se apropien de eso me parece... ahí si me parece que empieza el dolor más profundo. Entonces esas cosas que uno cuenta, o que uno ha contado pero por uno de esos milagros de los reportajes, nunca salen. También pasa eso que si no hacés la canción para Bulacio... No sé, yo en un momento dije que hubiera sido más cómodo para uno, y hasta más atractivo para atraer prensa y eso, salir abrazado con Varela Cid, y haber ido a la marcha de Varela Cid... Hacer un tema para venderlo. Yo sé dónde me dolió y no tengo por qué darle explicaciones a nadie de dónde esas cosas pulsionan. Hay una gran hipocresía en la sociedad. Es una sociedad de show, de muestra de la intimidad y creo que el dolor forma parte de la clandestinidad del espíritu. Creo que uno tiene que saber e íntimamente respetar esas cosas. Lo que pasa es que hay respetos que tienen una magnitud tal que son leídos de otra manera por el standard social. Ya pagaremos esa cuenta. No me importa. Volviendo al tema Bulacio, yo había leído en una nota que ustedes tienen contacto con los amigos de él. ¿Es cierto eso? INDIO: Bueno, ellos siguen yendo a los recitales. Sé que van con las banderas. Pero no hemos hecho una personalización de ese grupo. Porque la magnitud que tiene es respecto a todos los chicos que fueron, no a la banda de tal lado. Le podría haber pasado a cualquiera de ellos. Patéticos viajantes ¿Tienen contacto con algún grupo de fans? INDIO: La que más tiene contacto es Poli en el sentido de que ella y la gente que trabaja con ella están en contacto cuando entran al estadio o cuando llaman... POLI: Cuando quieren entrar antes con las banderas, por ejemplo. INDIO: Ocasionalmente, cuando alguno ha estado en la mala hemos ido a verlo al hospital o alguna cosa por el estilo... ¿Cómo se maneja lo de las banderas? POLI: No, simplemente entran, ponen las banderas y después salen. ¿Llegan temprano y arreglan con vos? POLI: No, conmigo no, con Claudio. INDIO: Bueno, pero vos sos la que más contacto tenés. Nosotros llamamos desde el hotel, vamos al camerino, qué sé yo, pero es muy así. Pero un contacto institucional con las barras no hay, cualquiera tiene la misma magnitud. ¿Y en qué momento tienen contacto con los pibes que los van a ver? ¿Sólo en el escenario cuando los ven de arriba? INDIO: Bueno, también en la sala de ensayo, en casa, en cualquier lugar. SKAY: Hay unas bandas con las que nos encontramos cada tanto en el bar. Chicos y chicas muy interesantes, muy inteligentes, muy linda gente. INDIO: Pero no podés hacerte cargo del cariño de miles. Vos te podés hacer cargo del cariño de un grupo de gente. Nosotros viajamos con un team de gente, los sonidistas, los plomos, que son un equipo y la mayoría están desde hace años. Ellos tienen otras libertades: si vamos a tocar a Mar del Plata, ellos después salen de noche y van a una discoteca, por ejemplo, y después nos cuentan. La maravilla son los desayunos del otro día, cuando nosotros nos enteramos de lo que ha pasado, de lo que les cuentan los chicos, qué hicieron, qué les pasó. El resto de los chicos de la banda también tienen otras libertades, por ahí van a una discoteca y nadie los reconoce, entonces están mas liberados y pueden estar viviendo esa circunstancia no desde el lugar desde el que se genera la tensión, sino más francotirador: enterarse qué se yo... Hasta no hace mucho Walter o Sergio podían salir antes de tocar en un estadio y estar ahí entre la gente y la gente no se daba cuenta. De movida ni pensaban que podían estar ahí. POLI: Yo tengo alguna relación con algunas de las bandas. Entonces me escriben y me cuentan sus situaciones. Cuentan lo que les pasa, qué problemas tienen. INDIO: Bueno, esa es otra forma de relacionarnos: las cartas. ¿Respondés las cartas? INDIO: No, muy pocas veces. Todo depende de algún tipo de humor que uno tenga en algún momento, que sientas la necesidad de devolver algo de esa manera. Lo que pasa es que la cantidad hace que vos tengas una especie de norma y en general pongas una norma de no. Lo mismo con la gente que se queda en la puerta de casa. La norma es no. A veces, como una especie de lotería babilónica, hago entrar a alguien y tomamos una cerveza o algo. Pero en realidad esto lo vivo como una infracción: la norma sería que no, que necesito un lugar donde esa circunstancia no esté en la intimidad. Lo que pasa es que el buzón tiene cada día dos o tres cartas. ¿Y leés todas las cartas? INDIO: Sí, eso sí. Lo que no tengo es ánimo para estar sujeto al cariño en esta realidad. No es fácil que la gente esté todo el tiempo diciéndote en voz alta el cariño o el respeto que te tiene. Es una cosa incómoda, uno no sabe muy bien qué decir. Es como esa frase tuya: "Siempre fui menos que mi reputación"... INDIO: Sí, exacto. Es que en realidad es así. Todo crece de una manera que tiene que ver con lo que uno escribe o con lo que uno dice, qué sé yo... POLI: El 28 de diciembre estábamos en el bar. Llovía. Habíamos dicho "bueno, ya que es 28 de diciembre, vamos a tomar unas copas". INDIO: ¿Y el 27 qué? ¿No habías ido? (risas) POLI: Bueno, sí, pero esto fue el 28. Y entonces llegamos y se larga a llover. Estaban todos en varias mesas: cuatro por acá, cinco por allá... Nadie se acercaba, estaban todos expectantes. Hasta que en un momento dije "bueno, vengan". Y pasamos la noche bebiendo, brindamos porque era el 28 de diciembre y entre ellos se empezaron a hacer amigos. Pero no es que vienen y se imponen. Estaban ahí esperando. Y cuando les dije "bueno, vengan", vinieron. ¿Sigue siendo una fecha tan importante para ustedes el 28 de diciembre? POLI: Claro. SKAY: Se dice que ese día es el cumpleaños de Patricio Rey. ¿Se acuerdan de cuál fue el primer show de Los Redondos? SKAY: Supongo que en La Plata, en el teatro Lozano. ¿Los Lozanazos? SKAY: Sí, exacto. ¿Ya como Patricio Rey? SKAY: Yo creo que el nombre se lo pusimos después de un Lozanazo, cuando fuimos a tocar a Salta. POLI: Y después vinimos para acá, para Buenos Aires. ¿Ustedes vivieron en Salta y en dónde más? SKAY: En Salta, Mendoza, Pigué, Tolosa. Tuvimos épocas de ser muy nómades. POLI: Andábamos por ahí, escapándonos. SKAY: Tuvimos muchas épocas: algunas de nómades, otras de tener que irnos... Siempre cuesta arriba Hasta ahora el camino de Los Redondos ha ido siempre cuesta arriba. ¿Cómo ven el momento de la cuesta abajo? Porque cuesta imaginarlo... INDIO: Yo lo veo muy esperanzado... (risas) A mí hay algo de todo esto que por un lado me excita y por el otro me agobia. Tiene una magnitud tentadora, tiene un montón de cosas, pero también me gustaría volver a otras circunstancias. Lo que no me veo es renunciando a hacer música. Entonces, en tanto y en cuanto esta alegre compañía que tenemos de todos estos años siga firme, a mí realmente... no creo que me voy a descopar de esto porque en vez de ir a verme 60 mil personas, o en vez de vender 200 mil placas venda 30 mil. En realidad, sería como una jubilación exitosa. Preferiría que fuera de esa manera. No tengo la obsesión de retirarme en la cima del éxito, me parece que pasa por otro lado la vida. Yo podría volver tranquilamente a tocar en cualquier lugar, porque disfruto en el escenario. Es el lugar dónde más cómodo estoy. Entiendo lo que dice mucha gente del temor del escenario... Yo estoy nervioso los días anteriores. Cuando estoy en el estadio ya, es el mejor lugar de la Tierra, mejor que en casa. Una cosa es un partido de fútbol, donde la mitad no te quiere. Acá, los que van es porque te quieren. Estás en un lugar permitido... ... al que eligieron ir... INDIO: Exacto. Peor sería que nunca te hubiera pasado que te fueran a ver miles de personas, porque supuestamente esto da como una "jerarquía" a tu carrera. Realmente yo no le temo a eso. Sé que estoy obligado a lo que debo hacer, a lo que me gusta hacer, y tengo posibilidades de hacerlo de aquí en más. POLI: "A lo que me debo..." INDIO: "... como ilusión". Hacer música con Skay ya es un placer. Poder armar un show y mostrarlo es placer... ¿No extrañan tocar más seguido? SKAY: A veces sí. Pero como de repente nos ponemos a grabar... INDIO: En realidad la música está todo el tiempo... Me refiero al contacto con el público. INDIO: Sí, a veces nos gustaría. Pero resulta que tenemos los tiempos que tenemos, no los podemos manejar de otra manera. Con el tiempo, vas siendo cada vez más exigente, cada vez amerita más tiempo la realización, y otra de las cosas: cada vez necesitás de más tiempo para realimentarte, para poder encontrar una novedad, para encontrar algo que sea diferente a lo que venís haciendo, para no poner el piloto automático e ir yendo. Y eso implica vivir: leer, ver películas, escuchar otras músicas, proyectar cosas diferentes. Nosotros, al mismo tiempo que estamos pensando en River, estamos pensando en Internet, en montones de cosas que son las que vienen, y que queremos hacernos cargo de ese desafío de ese viaje... River ¿Qué se puede contar del show de River? INDIO: En realidad, es como una cosa que debemos. Los chicos vienen gritando que "vamos a tomar River"... POLI: "Ya tomamos Mar del Plata, ya tomamos Santa Fe..." No nos rompan las pelotas que copamos River Plate..." (risas) INDIO: Cuando vos estás pensando en eso, son dos fechas especiales. De movida, es un recorrido por todas las épocas de Los Redondos. Los dos shows son totalmente diferentes. Hay temas de Gulp!, de Bang Bang!, de todas las épocas. ¿Anteriores también? INDIO: No, inéditos no. Son todos temas que han sido publicados, pero de todas las épocas... ¿Cómo se eligen los temas? Porque para el fan, es como que todos los temas de los discos están buenos... no hay un tema malo. INDIO: A mí me pasa lo mismo. El que elige es Skay. ¿Y desde dónde? ¿Desde las ganas de tocar esos temas? ¿Desde el afecto? SKAY: Por un lado están los temas del último disco que los tocamos muy poco. Hay varios temas de Finisterre que tenemos ganas de tocar. Por otro lado, hay algunos inevitables. Después están los otros, que por ahí tengo muchas ganas de tocar. Empezamos a ensayar y hay algunos que salen más fáciles que otros, entonces, sobre los que salen más fácil vamos laburando. INDIO: Y después está el humor. Por ejemplo yo no tengo ganas de alguno... por ahí por la letra... SKAY: A veces pasa que venimos ensayando algún tema y nos empezamos a cansar... INDIO: Se pincha... pero el que arma las listas del show es Skay. Me las muestra, por una cuestión de cordialidad (risas). Yo lo que le digo es que tal no tengo ganas, o esté más atrás porque necesito que la voz esté más caliente. SKAY: Es complicado, porque primero hay que ver como arrancar el show. Y bueno... SKAY: No, porque no es cualquier tema. Primero, la voz del Indio todavía está fría... INDIO: También pasa esto: cuando querés hacer un show de toda la historia... a mí me ha cambiado el timbre totalmente. Hay temas que yo cantaba más agudos, con una potencia, y hoy en día, la política del éxtasis y el cigarrillo hace que me complique más. Entonces no podés arrancar con ese tema cuando está fría la voz. Ponerlo más vale promediando, cuando se calentó la gola, medio que le pegás a la nota. Si arrancás frío... yo no soy muy disciplinado en calentar la voz en el camerino. SKAY: Los tres primeros temas no escuchás una mierda, no sabés que carajo está tocando el otro... entonces tienen que ser temas que toquemos casi de memoria... INDIO: Aparte nosotros inauguramos una cosa, que de pronto hoy se ha hecho un poco más frecuente: antiguamente la gente que cantaba los temas de los grupos eran los 500 que había alrededor del escenario, y los demás estaban así con la patita. Los Redondos, desde que arrancamos, todo el mundo canta las letras. Yo dejé de usar monitores y me puse el inalámbrico, porque era imposible escuchar con 30 mil o 40 mil personas cantando... y nunca dan la nota... Soda Stereo En una época, compartían escenarios ustedes, Sumo y Soda Stereo. Esta pregunta quizá sirva para desmitificar un poco esa gran rivalidad que se generó entre Los Redondos y Soda Stereo. Que recuerde, nunca oí hablar ni a ustedes ni a ellos mal del otro... INDIO: Para mí Soda Stereo es una de las mejores bandas que hubo acá. Más allá de que quizás no es la música ni la lírica que a mí me gusta. Cerati me parece que es un muy buen violero, muy buen cantante... no me gusta la lírica de él... pero esas son cosas peculiares, son gustos. Creo que como realización, como plan, como obsesión de llevar adelante algo, es una banda excelente. Ellos lo hicieron, con las corporaciones y todo eso. Con muy buenas cosas, muy buen sonido. Bueno, hay cosas que te gustan más que otras, hay cosas que te apasionan y cosas que decís "están bien hechas". Yo no compro discos de Soda Stereo, no es que me gusta particularmente Soda Stereo. SKAY: Pero uno sabe lo que cuesta hacer sonar una banda... INDIO: Claro, que suene afiatada, homogénea, sólida, que tenga un plan estético. Me pasa inclusive con otros géneros de los que no disfruto y que en algún momento digo "puta, está bien hecho". Desde bolero, mazurka, música celta, étnica, jazz, tango, folklore... Creo que siempre ha habido alguien que lo ha hecho bien. Y en esa época hubo varias bandas, cada una en su mambo, que hicieron las cosas bien. Una de ellas fue Soda Stereo, que para mí hizo las cosas bien. ¿Quién va a negar el efecto que tuvo esa estética y todo eso? A mí me parece que estuvo bien hecho. Canción animal es un álbum que me gusta mucho, donde hay un poco mas de guitarras... La época que menos me ha gustado es la de los "pan dulces", me gustó más Soda Stereo cuando ya estaba armado, cuando ya era una cosa no de jovencitos tratando de imitar a una mezcla de The Cure y no sé qué mierda. Tampoco les he seguido la carrera, pero respeto el laburo, y me parece que estuvo bien hecho, mucho más que un montón de otra cadorcha que anda por ahí. A lo que voy es a eso. Me parece que Sumo fue bueno, que Soda Stereo fue bueno. Es más, hay cosas que me gustan de otros grupos. De Virus hay cosas que me parece que están buenas. Es una música muy soft para mi gusto, y con una estética muy particular... POLI: Nosotros teníamos una relación muy íntima con ellos... INDIO: Éramos amigos, conocidos... Otro ejemplo de lo que hablabas, antes: Federico Moura... INDIO: Ahí tenés. Yo respeto mucho a la gente que de alguna manera lleva adelante su obsesión y su viaje. Es apreciable más allá de que compre sus discos o tararee su música. Lo que no me gusta es la berretada, la alcahuetería, la boludez hecha por alguna necesidad. O la mediocridad: esas porquerías que suceden y de las que está lleno el rock nacional. Y también respeto mucho el éxito. ¿De qué manera decirlo? A veces suena... ¿Exitista? INDIO: Yo lo que creo es que cuando hay una resonancia, más allá que uno no participe, creo que es genuino, que es válido, que está bien, lo respeto. Cuando hay un montón de gente que se siente representada y canta a voz de cuello, y le gusta y disfruta, a mí me paree que eso es genuino y está bien, más allá de que no es lo que a mí me guste, o de lo que yo lleno mi discoteca. Pero esos son gustos personales, tiene que ver con lo que más te interesa, con lo que más disfrutás. Una cosa que siempre hemos dicho es que nuestros enemigos no están en la cultura rock. Yo no soy enemigo ni de Cerati, ni de Charly García, ni de Fito Páez. Podemos tener... ni siquiera diferencias porque no nos conocemos. Pero mis enemigos, la gente que está en contra de mi libertad, en contra de mis pareceres, difícilmente esté en el rock. Más allá de que tengamos matices diferentes o apuntemos a cosas diferentes, están mucho más cercanos a mí que la mayoría de la sociedad. Eso es casi seguro. Yo puedo no compartir cosas que hace uno u otro músico porque no me interesan para hacerlas ni para disfrutarlas yo. Siempre que leo un reportaje o escucho un disco, está mucho más cercano lo que hace cualquiera que está en el ámbito del rock que lo que hace un odontólogo. De movida, tiene una sensibilidad, son músicos, hay una afinidad que nadie puede desconocer. Y después están las rivalidades, que tienen que ver con los medios y con la gente, qué sé yo, que yo me la como y el me la da... (risas) Ah, en realidad ésa era la pregunta que teníamos para hacerte... (más risas) INDIO: Bueno, yo lo único que digo es que a mí me hubiera gustado, pero a él parece que no le gustó mucho (más risas). Alguna vez dijo que le daba asco, salió publicado en algún lado. Yo qué sé, son todas boludeces, todo eso son boludeces. Creo que son bandas potentes, que han dado su viaje, que mucha gente ha resonado, ha encontrado ahí un refugio para su sensibilidad, y que todas tienen su valía. Me pasa también con toda la historia del rock. Qué sé yo, hay cosas de Spinetta que me gustan y otras que no. De casi todos me pasa lo mismo.

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